30/5/09

El Aura de Hernán Cortés

Existen vertientes en el mundo del cortejo que defienden la postura de que el instinto solidario social de las mujeres es una buena vía de entrada hacia su corazón (eufemismo de cama, que ya nos vamos conociendo).

Bien es cierto que en general se suele decir (y en esto vuestro Entrenador no está del todo de acuerdo) que las mujeres tienen una mayor capacidad y paciencia para atender los problemas personales de su entorno que los hombres. Un hombre es capaz de escuchar, pero inmediatamente buscará (que no siempre encontrará, pero sí la escupirá) una solución única y óptima para el problema, zanjando la conversación:

- "Lo que tienes que hacer es buscarte una tía y punto.".
- "Sabias tus palabras, Maimónides..."

Sin embargo, una mujer es capaz de aguantar estoicamente las continuas y cíclicas embestidas de un recurrente tema de conversación. Ya puede la otra persona haber repetido diecisiete veces su pesar que la chica es capaz de consolar una tras otra vez de manera totalmente diferente y con una parsimonia abrumadora.

Hasta aquí todo más o menos correcto pero, ¿acaso el estrecho vínculo que se puede forjar al compartir lo más hondo de nuestra alma va a abrir las puertas de su corazón o las sábanas de su lecho? Seguramente no. No sólo a las mujeres sino, en general, a nadie le atrae una persona que sólo cuenta lástimas y miserias. Bastante tiene cada cual con sus libros como para llevar la mochila del otro.

¿Qué gusta? Alguien que vaya por la vida seguro de sí mismo, con la cabeza alta y con los hombros y espalda como si estuvieran colgando de arneses del mismo techo.

- "Pero es que yo soy un tío muy del montón, no soy capaz de hacer eso"

Partamos de la base de que si no fueras del montón no estarías leyendo esto, sino en un jacuzzi acompañado de tres suecas en topless. Pero, volviendo al tema de ser normalito, si tú crees que lo eres, joven Junior, y sobretodo, si actúas como tal,ellas te verán como un auténtico looser, el Betis de esta liga del amor.

"Cuando vayas de caza,
déjate las penas en casa
y no des tanto la brasa."


Mírate en el espejo antes de salir y dí: "Soy un conquistador". Quizá no lo seas, pero convéncete de ello, o al menos escenifica por unas horas ese papel, y a continuación siéntete como el que desembarca en las Indias. Anda recto, firme, con la cabeza bien alta. Habla pausado y sin titubeos, seguro de tí mismo, como Troy McClure, McGyver o Templeton Peck.

¿Lo notas?

Es el Aura de Hernán Cortés, que está contigo. ¡A por el oro, valiente!.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me quito el sombrero con tus palabras jajajajajaj

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