Que siempre os tuvo en su cabeza, jóvenes juniors. Que siempre os tuvo.
Que vuestro Entrenador, que os cuida y os guía y os protege de las malvadas garras del celibato, siempre está pensando que en qué correrías estaréis envueltos vosotros, sus pupilos, si sus enseñanzas habrán calado hondo y, sobre todo, en cuántas, sables inquietos, habréis hincado el diente.
Pero es que en ocasiones la paloma debe dedicarse a otras tareas y deja, a su destino, a sus pichones para que emprendan su primer vuelo en solitario. Presumiblemente lleno de descalabros, claro está. Pero aquí vuelve para retomar las enseñanzas y consejos que, gustosamente y sólo alimentado por algún que otro agradecimiento, os ofrece.
Que somos campeones del mundo y no hay mejor forma de celebrarlo que levantando victoriosos la copa (la del sostén). Y esta época, la de exámenes, nos brinda un nuevo entorno en la que desenvainar nuestros hierros. Y es que, pequeños pitágoras amantes del seno al cuadrado, la biblioteca, con sus silencios, susurros, olor de subrayadores y leves chasquidos de folios pasar, es un locus ideal para el noble y viejo arte del cortejo desde tiempos gloriosos de Alejandría.l
Y es que la agonía y el aburrimiento en los que nos tienen sumergidos nuestros apuntes es el mejor factor para iniciar una nueva amistad. La gente está aburrida y agradece cualquier distracción por pequeña que sea. No hay más que ver la facilidad con la que sale alguna risilla en cuanto a alguien le suena el móvil y cualquier excusa es buena para distraerse de la tarea principal.
Por tanto, un launcher de notable categoría, encontrará muchas oportunidades para acercarse a una dama. Incluso los más tímidos, con la familiaridad que da una biblioteca tras varias semanas yendo asiduamente al mismo sitio - mismas caras, mismos horarios-, se atreverán a dar el pasito necesario. Basta con entablar cualquier pequeña conversación en la sala para luego poder continuarla en los descansos o salida, y repetir los días posteriores.
Incluso se conocen casos que, aprovechando este ambiente de tontuna general, se atreven con los trucos más infantiles: notitas de papel, post-it, mensajitos por bluetooth. Y funcionan.
Así que ya sabéis, rapaces de exaltada libido, mirad a la morena de enfrente, soltadle una sonrisilla y proponedle tomar un café en el descanso.
Ya me contaréis.